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“Cuando el alma te habla en susurros: Señales que no debes ignorar”


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Hay momentos en los que la vida parece detenerse. No en lo físico, sino en lo invisible. Una sensación suave, una intuición que aparece y desaparece, un pensamiento insistente o un presentimiento que no se calla.

A eso, el alma le llama susurros.

El alma siempre está hablando, pero rara vez gritamos lo suficiente hacia adentro para escucharla. Las señales no llegan como uno cree. No bajan del cielo con un trueno. Llegan como pequeñas notas, casi imperceptibles, que sí no prestas atención se disuelven en el ruido cotidiano.

Estas son algunas señales que no debes ignorar:


La repetición

Cuando algo se presenta demasiadas veces —un nombre, un número, un símbolo, una coincidencia— no es azar. Es el espíritu tocando la misma puerta porque sabe que allí está tu siguiente paso.


El nudo en el corazón

Ese “algo” que no te deja dormir, que se siente como una alerta suave pero constante, no es ansiedad: es guía.


Los encuentros que parecen improbables

Personas que aparecen justo cuando sientes que no puedes más. Conversaciones que responden preguntas que no hiciste en voz alta.


La incomodidad

Cuando tu alma necesita que crezcas, te empuja suave, pero si no escuchas… te empuja fuerte. El malestar es un aviso, no un castigo.


El llamado a detenerte

Si estás viviendo un momento donde todo parece trabarse, frenar no es falla: es dirección divina.


El alma nunca deja de hablar.

Somos nosotros quienes dejamos de recordar cómo escucharla. Si algo en ti te está tocando desde hace tiempo… es momento de atenderlo.

 
 
 

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